El perdón

Quiero hablar de perdonar. No de pedir perdón, sino de quien debe perdonar. Para mí, el perdón debe
ser, en principio, verdadero. No vale el perdón de la boca para afuera- ¿Me perdonás? - Sí. No, no es así. No es tan sencillo. El perdón, el auténtico perdón, es un don de Dios. O sea, es una gracia que nos concede. Lo que debemos hacer es pedirle esa gracia. Por eso hay un dicho que dice que "Errar es humano, perdonar es divino". Porque el perdón es lo que te reconcilia con el otro, es lo que limpia tu corazón y es lo que te libera de ataduras. A veces nuestros semejantes nos dañan, a propósito o sin quererlo, y quedamos con esa espina en nuestro corazón, con ese sabor amargo a traición, y nos quejamos internamente de ese daño, nos vengamos imaginariamente, y nuestra vida ya no es feliz. Nunca puede llegar a serlo, a pesar de otros momentos de felicidad. Porque hay una deuda, hay algo que no nos permite ser felices, hay una cadena que nos esclaviza. Somos esclavos de un daño. Obviamente, al mal esto le viene bien, porque cuanto más daño haya en el mundo, el mal se alimenta mejor de ello y puede crecer. Pero el perdón verdadero nos libera. Si podemos perdonar al otro de corazón, de verdad, sinceramente, cerramos esa brecha, rompemos la cadena, podemos volver a amarlo como antes, ¿escuchan? Se volvió a pronunciar la palabra amor, en contraposición a las palabras negativas del principio. Prevalezcamos sobre el mal, pidamos a Dios que nos brinde la gracia de perdonar. Y luego, perdonemos de corazón, de una vez y para siempre, seremos felices otra vez.

Sobre el autor

Christopher Munro

Blogero

Escribo con libertad sobre lo que me gusta, y lo que no me gusta. Soy un señor mayor, argentino, y mi nombre verdadero no es Christopher Munro. Dicho esto, gracias por tu visita.

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